Al abrir los ojos la mañana siguiente, Amelie pensó que todo había sido un sueño, producto de su imaginación. Pero cuando fue al baño vió que en el espejo del baño alguien había escrito con carmín: "A la misma hora, en el mismo lugar".
Amelie se quedó esperando más de media hora a la salida del trabajo. Pero Lisbeth no se presentó. Pero sí que lo hizo cada noche, en los sueños de Amelie. Y Amelie, como se había propuesto ayudar a todo el mundo a obtener la felicidad, empezó a hurgar en el ordenador de Suzanne. Poco a poco, empezó a obtener todos los datos que Lisbeth "la hacker" le pedía noche tras noche.
- ¡Ya basta!- le dijo una mañana Suzanne a Amelie. -¿Qué pretendes? Y Amelie se lo contó. Le contó los sueños que tenía noche tras noche y se hundió. Suzanne se puso en contacto con el padre de Amelie, y este decidió que la tenían que internar en un sanatorio.
Pero los sueños persistieron, pero Amelie no lo contó a nadie, para recuperarse pronto. Las apariciones de Lisbeth no pararon y cada vez le pedía a Amelie cosas más raras para hacerla feliz.
Hasta que un día, Amelie, acatando las ordenes de sus fantasías, desechó su vida.
Y ese mismo día, el aburrido vigilante de seguridad, se dió cuenta al mirar las cámaras de vigilancia, que cada noche había alguien que manipulaba las alarmas de seguridad y entraba en el recinto hospitalario, se dirigía a las habitaciones y mantenía conversaciones con una paciente.
Esa paciente, era Amelie.
dijous, 14 de maig del 2009
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada